Correr Descalzo Me Salvó las Rodillas: La Guía Que Nunca Te Dio Tu Médico (Ni Tu Entrenador): Barefoot Running

La experiencia real de Manuel Rives, entrenador y corredor barefoot, que desmiente mitos y demuestra que volver al origen es avanzar.

1. La Voz de la Experiencia: De la Rehabilitación al Barefoot

Llevo más de 12 años trabajando como entrenador personal. He entrenado a todo tipo de personas: desde quien quiere perder peso, hasta nadadores de élite —porque sí, también fui entrenador nacional de natación. Pero mi transformación más profunda no empezó en una piscina ni en un gimnasio, sino en mis rodillas.

A los 20 años me lesioné corriendo. Tenía dolor constante, me operaron, y como casi todos, pensé que era «lo normal» cuando haces deporte. Pero algo no cuadraba. ¿Cómo puede ser normal que correr, algo tan natural, me esté rompiendo?

Ahí empezó mi camino.

2. Correr mal te destroza (y nadie te lo dice)

Nadie nos enseña a correr. En el colegio te sueltan a hacer vueltas al campo de fútbol y ya está. El problema es que, sin darnos cuenta, la mayoría aprendemos a correr mal.
Y correr mal, durante años, pasa factura: lesiones en la rodilla, sobrecarga en la cadera, dolor lumbar. Todo porque golpeamos con el talón, como si el pie fuera una maza.

El talón no está hecho para absorber impactos. Es hueso duro, punto. Cada vez que pisas de talón, la vibración sube por tu pierna y revienta tus articulaciones.

¿Y sabes qué? Las articulaciones no se regeneran. El músculo sí. Las articulaciones no.

3. El pie humano es una máquina perfecta (si lo dejas trabajar)

Tu pie tiene más de 100 músculos, tendones y ligamentos. Está diseñado para absorber el impacto de cada paso, no para ser encerrado en una zapatilla acolchada y elevada que anula su función.

Cuando corres apoyando el antepié, como harías descalzo o en sandalias, todo cambia:

  • Activas el gemelo, el sóleo, los isquios.
  • Proteges las rodillas.
  • Trabajas de forma natural.

Y, además, conectas con el terreno. Literalmente.

4. Las zapatillas modernas nos han desconectado

Cuando era pequeño, mi madre me decía: “Póntelas bien apretadas, que el pie esté sujeto.”
Y así crecimos todos: con zapatillas con el talón elevado, punteras estrechas, suelas rígidas. No dejábamos al pie hacer su trabajo.
Yo lo veo todos los días en niños pequeños: zapatillas que deforman el pie, que lo encierran.

Ese drop (la diferencia entre el talón y la punta) genera acortamientos musculares en gemelos e isquios. ¿Y qué pasa cuando ese niño crece? Lesión segura.

5. Lo que veo cuando observo a los niños correr

Una vez estaba en una pista de atletismo grabando contenido para redes. Se me acercaron 30 niños con su profesor. Me senté a observar.

Ninguno —ni uno solo— llevaba zapatillas respetuosas.
Todas con el talón elevado.
Todas con la parte delantera cerrada.
Todos corriendo de talón.

Vi sus rodillas del futuro en directo. Me vi a mí con 20 años, recién operado.

6. Mi transición al barefoot: 8 años de adaptación

Cuando decidí que iba a dejar de correr con amortiguación, sabía que no podía hacerlo de golpe.
Han sido 8 años de adaptación.

  • Corté zapatillas para bajar el drop.
  • Fortalecí mi pie entrenando descalzo.
  • Aprendí a correr de nuevo.
  • Fui poco a poco, hasta llegar a las sandalias.

Hoy corro maratones, trails e incluso triatlones en sandalias. Pero si tú crees que mañana puedes hacer lo mismo… te digo: “¿Tienes 8 años para dedicarle?”

7. ¿Vale la pena? Mi cuerpo te lo responde

Sí, vale la pena.

Hoy, a mis 30 y pico, tengo el cuerpo más fuerte, funcional y equilibrado que nunca.

  • Mis gemelos han crecido como nunca crecieron en el gimnasio.
  • Mis glúteos y cuádriceps están fuertes y funcionales.
  • Las mujeres en mi programa sienten cómo sus piernas se estilizan, cómo pierden líquido y ganan tono real.

Pero lo más importante: no tengo dolor. Ni de rodillas. Ni de espalda.
Y eso, después de haber sido operado, lo es todo.

8. ¿Quieres empezar? Esto necesitas saber

No empieces mañana a correr descalzo. Te vas a romper.
Hazlo progresivamente:

  • Fortalece tus pies.
  • Baja el drop poco a poco.
  • Aprende técnica.
  • Escucha a tu cuerpo.

Si corres bien, no solo corres más rápido. Corres más sano.

🎯 Conclusión: Volver a lo natural es avanzar

El barefoot running no es una moda. Es volver al origen, a lo que nuestros pies ya sabían hacer.
Solo hay que recordar cómo usarlos.

Y si quieres que te acompañe en ese camino, aquí estaré.

Manuel Rives Gracias por leerme. 💚

Otros rutinas que te pueden molar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.